domingo, 22 de enero de 2006

Music is the answer

Un fin de semana dedicado a la música, grabando discos viejos y descargando canciones a pesar de ser bombardeado continuamente por la SGAE y sus acólitos. Hacía tiempo que no me daba un caprincho de esos, coger y centrarte en tu hobbie como un frikie alejado del mundo normal, de sus constriñentes formas y sus accione políticamente correcta. Y, como no podía ser de otra manera, mi inquieta cabeza de serrin no ha podido otra cosa que empezar a reflexionar. Me he acordado, así de repente, entre tanto disco, de aquella época, cuando tenía alrededor de 14 años y mis padres pusieron el cable. Entre una sucesión de cadenas a cualquier más infame (no muy lejos de los que es un TDT de hoy en día) encontré la Viva, una cadena alemana con videoclips. Y así fue, ayudado por el nivel cero de alemán que tengo, como logré controlar la programación de aquella cadena. Y eso me alejó más aún de mis compañeros si cabe; no es que me convirtiera en un ser encerrado en casa las veinticuatro horas del días cual japones que sigue una moda (perdonad mi incultura pero no sé el nombre de esa variante de antisocialismo que viven estas personas), sino que mis gustos musicales, poco unidos al fervor patrio de los Alejandro Magnos (perdón, Sanz) del momento, o de los exaltamientos flamencos que se quieren hacer pasar por Pop (seguro que no es una de las siete señales del apocalipsis?) encontró respuestas en el Hit aleman, y cuando hacían repasos internacionales, en el inglés o incluso en el de los Estados Unidos. Y claro, cuando te tienes que relacionar con personas que no conocen, y que es más no quieren conocer, estos nuevos elementos que aporrean corcheas, unidos al hecho de vivía en lo más parecido a middle of nowhere, me era imposible acceder a estos discos y nuestro emule era sólo una fantasía en aquellos que no sólo fantasean onanísticamente. Pues eso, que para los que nos sigue gustando la música con un poco de calidad uno y uno son dos, y yo me convertí en un ser con unos gustos inexplicables para todos aquellos que, según las normas de la manada, debían ser mis congéneres y ser mi fuente de apoyo emocional. Y no tengo nada en contra de las canciones en castellano, me gustan, como me gustan en euskera y francés, y algún idioma más, aunque esos se me escapen a la comprensión, y sólo hay que ver a Fangoria, mi gran diosa. Lo que si me parece mala es la calidad media de los productos en español ¿Para cuándo un filtro? Y si no, aquí dejo esta pregunta: ¿Por qué de toda la producción de los cuarenta, el único gratuito es el de latino?

No hay comentarios: