jueves, 26 de enero de 2006

Bienvenido al lado oscuro

if you want it to be good, girl, get yourself a bad boy. Así reza el título de una de estas boy bands llenas de bollos para adolescentes con las hormonas más alteradas que Rouco Varela en Chanel Nº 4. La verdad es que el tema no merece por su calidad musical (aunque obviamente supera a Luis Cobos), pero me llama la atención por el título. El otro día charlando con mi Txiki por teléfono, en una de nuestras maneras alternativas de ser accionistas de vodafone, se me ocurrió la genialidad (la modestia no es una virtud) de que el lado oscuro de la vida tiene mala fama porque todo el mundo cree que para pertenecer a él hay que ponerse una máscara negra y tener un tono de voz como si fueras Constantino Romero con ronquera. Y no es así.

A me gusta ser malo, me gusta tener poder expresar esos pensamientos prohibidos que tenemos todos, me gusta dar rienda suelta a esa portera que llevamos en nuestro interior, y no porque me guste el Don Limpio. Y no me gusta que me censuren, sobre todo quienes no tienen razón. No soporto a esas personas que abanderan el equipo del buen gusto y de las formas con un cretinismo que asusta, que se creen que por haber tenido unos cuantos euros más en el bolsillo, o por haber ido a tal o cual sitio, pueden darme lecciones de educación. Lo siento, no cuela. No me merecéis respeto. La palabra educación está dentro de mi vocabulario y sale de mi corazón. Practicar el deporte del cotilleo no me convierte en un ser desalmado, así como si me lo convertiría el ser un ser tan encorsetado que critique a cualquier persona natural.

La vida no es maravillosa, aunque hay momentos en lo que así parece. Y ser malo no está mal; Hay que ser egoísta, hay que mirar por uno mismo y quererse, hacerse regalos, sentir que el decir que no a un favor no es directamente proporcional a quemarse en el infierno ese, que ahora, al parecer no existe. Aunque sin pasarse, tampoco hay que ser un hijo puta. Y quien no haya sido cabrón alguna vez en su vida, miente. Lo dice el título de aquel libro: Las chicas buenas van al cielo, las malas a todas partes- ¿A dónde quieres ir tú?

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