lunes, 13 de marzo de 2006

Transcinema

El otro día estuve en el cine. Fui a ver una de esas películas que sin muchas pretensiones se ha ido abriendo un hueco en el panorama de los conservadores campos de Estados Unidos. Me estoy refiriendo a Transamerica. No estoy diciendo que sea la joya del siglo XXI y que el cine debería poner su año cero en el nacimiento de esta película, porque sería una insensatez, la verdad. Pero recomiendo enérgicamente que todo el mundo la vea. Podría ser una historia más, una road movie que cuenta con todos los elementos clásicos del género, un viaje, interior y exterior, una galería de personajes secundarios asombrosa e influyente en la trama, y una sucesión de los paisajes estadounidenses memos conocidos, para aquellos que creen que este país se limita a ser un decorado de Friends.

Pero no, la cosa cambia, porque la protagonista es un transexual (brillantemente interpretado por la más desesperada de aquellas mujeres que irrumpieron de manera silenciosa en la programación de la primera) que una semana antes de someterse a una operación de reasignación de género (Y sí!!! Lo dice así) se entera que su filtreo con una chica en su única ruptura de la virginidad al antiguo uso (Bree lo consideraba tan lésbico que no le pareció una relación heterosexual) trajo consigo a un hijo que está encerrado en un centro de menores y con un historial bastante grande.

Bree está descrita desde el principio. Quizás no tanto como suelen estar en general los personajes gays que se saben desde el principio que lo son para que nadie se asuste, pero el caso de su hijo no. Este chico de 17 años no se podría decir si es heterosexual ni homosexual, ni importa. El personaje tiene sexo a lo largo de la película, pero en ningún momento se dice cual es su orientación. Y repito, ni importa. Por primera vez un personaje puede hacer con su vida lo que quiera sin que el resto.

El mayor pero de esta película es que sigue todavía ciertos patrones de guión que yo creo que debieran ser superados ya, y ser una opción más y no la OPCIÓN. Pero desafía, y se aleja de la heterosexualización a la que se nos tiene acostumbrados en el cine. Y una frase que no me resisto a reproducir. Sucede cuando Bree necesita la firma de un médico para la operación y este le dice que la APA (Asociación Psiquiátrica Americana) considera la dismorfia de género como una enfermedad mental grave (dato que desconozco, lo siento, si podéis sacarme de dudas, gracias), nuestra niña le contesta que es curioso que una simple operación quirúrgica cure una enfermedad mental. Brillante.

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