viernes, 7 de mayo de 2010

Archivo: Y ellos siguen a lo suyo (2006)


Y ellos siguen a los suyo. Me refiero a la iglesia, esa eterna institución que predica desde un púlpito las maneras de luchar contra los derechos humanos, que confunde familia con un modelo familiar, paz con sumisión, y lealtad con amenaza. Quizás haya personas que piensen lo contrario, pero en mi opinión siempre he visto la iglesia así, y cuando digo iglesia me refiero a la institución que se han montado ciertas personas, y sus últimas actuaciones no me sacan de esas conclusiones, sino que vienen a hacer un suma y sigue.

Lo último, las declaraciones de su sumo pontífice acerca de los homosexuales en los seminarios y de la purga/criba que van a hacer. Y claro, en este punto yo vuelvo a ver una de esas contradicciones que son tan famosas en la iglesia. Hasta ahora las instituciones eclesiásticas han condenado los actos homosexuales, no la homosexualidad, diciendo que una persona podía ser homosexual mientras no mantuviera relaciones sexuales. Y claro, una persona célibe, como se le supone a un sacerdote, cura, o como quiera ser llamado no debiera mantener relaciones sexuales, por lo que es indiferente su orientación sexual, ya que sólo se manifiesta a través del deseo. Es decir, una persona heterosexual y una persona homosexual sólo se diferencian en su orientación del deseo, porque uno no es verde y el otro naranja, uno no es alto y el otro bajo, o cualquier otra barbaridad.

Así que, entonces, ¿Dónde está el problema para la iglesia?¿Qué importancia tiene que una persona sea homosexual o heterosexual si no va a tener relaciones sexuales? Pues a mi parecer sólo hay una respuesta, y es que la homofobia de la iglesia es más poderosa aún de la que son sus declaraciones en forma de pastoral, y no es que denieguen a una persona ya el derecho a mantener relaciones sexuales, sino que está delimitando la propia esencia del ser humano, que es la de ser. Odian a los homosexuales, y los odian porque desafían toda su teoría, desafían todas esas historias que se han montado sobre como es el ser humano, y sobre todo, porque en su ser de religiosos habita un demonio, un ser peligroso del inframundo que le abrasa por dentro de sus sotanas y decoraciones con cruces, y al que no pueden enfrentarse porque está impregnado en la propia esencia de sus creencias, y es el rechazo al diferente, y en lo que nos atañe a nosotros la homofobia. Y todavía no se han confesado de ello.

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