jueves, 7 de octubre de 2010

La vergüenza del 600


Primero me gustaría aclarar dos conceptos:

a) Cuando hablo de 600 no me refiero a los coches que tan populares se hicieron, sino al grupo que hacienda sitúa en dicho epígrafe, donde se colocan aquellos profesionales que venden productos que no han manufacturado; ni

b) Tampoco es un ataque contra el pequeño comercio ni contra el modelo minorista de venta.

Pero he de decir que:

El apoyo que recibe este colectivo en detrimento al resto de profesionales, autónomos, pymes, es, no sólo escandaloso, sino que puede calificarse casi de competencia desleal hacia otros emprendedores.

El comercio pequeño ha sido muy crítico y se ha visto en muchos casos mermados por la irrupción de otros modelos de venta minorista, como son las grandes superficies, sobre todo aludiendo al concepto de que el comercio da vida al barrio. Pero lo mismo sucede con otros servicios que no entran en el grupo 600 como la hostelería, peluquerías, cerrajeros, electricistas, etc. que no reciben las mismas ayudas, o ni una en muchos casos, y revitalizan tanto el barrio como las tiendas de textil o ultramarinos. Casualmente negocios que requieren que cuyos propietarios han tenido que invertir tiempo en la formación necesaria para poder desempeñarlos, por no hablar de profesores particulares (academias), psicólogos, pedagogos, médicos privados, etc, que han invertido aún mayor tiempo y que la gente ignora lo difícil de sus comercios (a pesar de que muchos tienen una labor social importante)

Ayudas que, por lo que he visto y comprobado, se suelen limitar a dinero en efectivo- Dinero público que va a manos privadas- rechazando (no todos, que no se puede generalizar, pero sí una gran parte de ellos) cualquier ayuda que les implique trabajo extras, como formación, procesos de calidad, etc. Precisamente aquellas acciones que yo valoro positivas para todos los que estamos comenzando, especialmente en estos momentos difíciles. Pero no, el anterior gobierno vasco se limitaba a esto, y el actual copia el sistema, eliminado del mismo a la mayoría de profesionales que lo pasan mal y que se ahogan, y desearía poder entrar en espacios formativos o de interrelación con otros profesionales, para poder desarrollar sus ideas que mejoran la sociedad.

Es intolerable que se dé este dinero, que se subvencione el sueldo a profesionales bien formados, como son los ATC, para que estas asociaciones los traten como administrativos pagados por todos para que les lleven unos papeles que deberían encargarse ellos si no quieren contratar una asesoría. ¿O acaso asociaciones con un fin social más importante no tienen que buscarse la vida? Que se lo pregunten a las ONGs, asociaciones culturales, sociales, etc.

¡Basta de dar dinero público para el negocio privado de unos pocos! ¡Haced políticas valientes y luchad por los emprendedores poniendo en marcha proyectos innovadores y serios!

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