martes, 7 de julio de 2009

Otra columpiada (esta con respuesta)



Hoy en el diario Público, que goza de una tradición gayfriendly, uno de sus columnistas estrellas se ha vuelto a estrellar. Si bien hace poco destiló homofobia por el caso del asesinato de una pareja gay, que tiene bemoles lo hijoputa que puede llegar a ser alguien, en estos casos utilza los típicos argumentos de homofobia velada, con un heterocentrismo marcado y atufando odio. Y algunos comentarios no se quedan atrás, aunque también hay buenas respuestas, y contundentes. Os dejo con el artículo, que se puede ver también en este enlace, y después mi respuesta, que paso de contestarle en su página, lo hago en la mía, donde nadie me censura


QUÉ MATRACA

Hay personas que les molesta o no entienden que cada año se celebre del Día del Orgullo Gay. Algunos nos tildan de “exhibicionistas”. El otro día escucho en un bar: “No tengo nada en contra, pero no me gusta que dos chicos o dos chicas se besen, pues no sé qué decirle a mi hijo”. Y yo pienso: si no lo sabe educar, ¿para qué lo ha traído a este mundo? En fin, saben aquel que diu: “yo no soy racista, pero mi hija que no se case con un negro”. Si por tolerancia se entiende sólo que no nos insulten y agredan, poco hemos avanzado.

JAVIER POSA LOAZANO. BARCELONA

Lo único que me intriga es qué canastos entenderá usted por tolerancia. Yo creía que era precisamente eso: no insultar, no agredir y garantizar los mismos derechos para lo que no nos gusta o no aprobamos. ¿Qué cree usted que es? ¿Que además les quieran? Hombre, en ese caso, ¿qué falta hacía la tolerancia? Por ejemplo, yo tolero a los católicos y sus manifestaciones en Colón. Les reconozco los mismos derechos que a usted, no les insulto ni mucho menos les agredo. Ahora bien, ¿además tienen que gustarme? ¿No puedo considerar que los obispos energúmenos son exhibicionistas y un sórdido espectáculo que prefiero evitarle a mi hija? No entiendo que los católicos se manifiesten y me molesta, qué pasa. Pero me aguanto: eso es tolerarlos. Tampoco me gustaría nada ver a un cura y a una monja metiéndose mano, ¿y qué? ¿Es que encima, además de tolerarlo, me exigirán que me guste?

Tolerar no es más que “respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”, como dice la Academia. Para tolerar algo, no hace falta estar de acuerdo, sino todo lo contrario. Yo tolero hasta al PP valenciano, lo cual no quiere decir que no pueda sentirme horrorizado si mi hija se quisiera casar con Zaplana o Camps.

Qué matraca con la tolerancia. Si le soy sincero, a mí me parece que exigir, no sólo tolerancia, sino el aplauso y el cariño de los demás es un gesto despótico y muy infantil. A mí también me gustaría gustar a todo el mundo, pero a mi edad ya me aguanto, oiga, y me conformo con que me toleren. No se puede exigir más.



Y AHORA MI RESPUESTA:


Señor Reig:


No tengo más remedio que contradecir su opinión, porque ha mezclado churras con merinas, como un cegato que se cree iluminado por el don de la sabiduría auténtica, con esa equidistancia que gusta procesar cuando el tema es de su desagrado. No, no y mil veces no. A un gay, a una lesbiana y a un transexual no hay que dejarles (dejarnos) vivir y esperar las gracias, es lo mínimo. La verdadera sociedad de izquierda es aquella en la que se respetan a las personas por ser personas, no por tal o cual cualidad. El orgullo gay, aunque parezca una contradicción responde a defenderse de un insulto y de un crimen histórico al que se ha sometido a un grupo amplio de personas por algo tal aleatorio como la sexualidad. ¿Increible? No, lo increible es la soberbia y estúpida ignorancia que demuestra cuando reduce todo ese dolor a una comparación con las manifestaciones de la iglesia que dice "tolerar" Osea, merecemos la misma tolerancia aquellos que defendemos nuestors derechos que aquellos que intentan fastidiarnos por el simple hecho de ser unos HIJOPUTAS que besan unos papeles escritos milenios ha, por no se sabe quien. Eso es increible. Sí.

Es más, quizás le extrañe, pero desde el colectivo LGTB+ pedimos algo más que tolerancia, ni siquiera pedimos nuestro espacio en la sociedad, sino que pedimos en nuestra utopía (¿le suena aquello de : "seamos realistas, pidamos lo imposible"?) de una sociedad en la que este, y otros factores igualmente de arbitrarios como el sexo, la raza, lugar de nacimiento, no sirvan de excusa para marginar a nadie.

Le remito a lecturas más amplias, e incluso a que relea algunos clásicos que tanto mencionan, porque seguro que verá las cosas de otras maneras. Pero en cualquier caso, me ha decepccionado como nadie, más que los cristofachas, porque a ellos se les ve venir, pero cuando la puñalada (le remito a como menospreció las 57 de Galicia) viene de casa, duele más. Sinceramente, no se mrece respeto como escritor.



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