lunes, 8 de junio de 2009

Recetas para una democracia






Receta para una sociedad democrática:

1.- Trabajar la aconfesionalidad hasta que no se distinga de la laicidad. La religión debe ser un elemento privado de cada persona y sostenido con sus propios bienes. De esa manera deberían desaparecer todos los elementos religiosos de cualquier espacio que sea público. Además todas las organizaciones que reciban ayudas públicas deberán demostrar que no adoctrinan.

2.- La educación debe ser plural e integral, formando ciudadanos responsables y críticos, criados con los valores cívicos y autónomos para poder tomar decisiones. Por supuesto debe de ser pública en su totalidad.

3.- Hay que avanzar en un estado social en el que los nadie pueda hacer negocio con bienes básicos (vivienda) ni con servicios (salud, asistencia)

4.- Las restan más altas tiene que tener un carga fiscal mucho más alta que las bajas, quedando incluso exentas aquellas personas que demuestren que la carga fiscal no les permite mantener unas condiciones de vida dignas.

5.- Toda persona pública que haga ostentación de odio hacia cualquier grupo (Homo.les.transfobia, racismo, etc.) debe de ser retirada de su posición, y no dejarle acceder a puestos de responsabilidad. Si algún partido lo apoya deberá ser sancionado.

6.- Los medios de comunicación ni los culturales no deberán estar sometidos por ninguna multinacional.

1 comentario:

Yosu dijo...

Lo de la aconfesionalidad, la educación cívica y la desmercantilización de los servicios básicos son aspectos que deberían estar en el frontón de entrada del parlamento de cualquier estado que pretenda ser calficado como democrático y plural.
Sobre el tema de los medios de comunicación va a ser más difícil porque la información ha entrado en el submundo de las mercancías. Y es una de las más preciadas, por cierto.
Además, la influencia que ejercen sobre los ciudadanos se ve acrecentrada por las deficiencias de la educación, de conocimientos prácticos y de formación en valores democráticos. De ahí su importancia para los grupos de presión.
pero no por evidente hay que renunciar a decirlo.

Otra cosa es el tema de la incapacitación de personajes "indignos" de cargo alguno por sus posturas anti-lo-que-sea.
El problema es que en el ordenamiento jurídico ya está contemplada la incapacitación para el ejercicio de ciertos cargos en según qué situaciones; pero como debe ser sentencia mediante el plazo hace que el efecto ni se note.
Sólo con educación el votante potencial puede incapacitar por la vía práctica más evidente a esa gentuza: no votándoles. Así de sencillo. Y así de difícil.