Marco incomparable. Eso es lo que dice cualquiera que habla de Donostia. Eso, pero nada más. También es la apostilla que marcan todos y todas los que clavan sus rabiosos bolígrafos en la sección del Diario Vasco que les cede la palabra par que escupan contra cualquier avance que se quiera hacer, o cualquier cosa que descoloque sus aburguesadas vidas que datan de la misma época que nuestra decrépita montaña suiza. Pero, como si fuera el comienzo de una historia del Asterix, existe un grupo que huye del pensamiento único, que no cree que la Oreja de vang Gogh no es lo mas en música y que no llevan un polo rosa puesto.
Gente que vaga en vida, en una ciudad balneario preparada para la tercera edad, la cual necesita sus espacios, por supuesto, pero igualmente lo necesita la gente joven. Y aunque parezca obvio, tiene un segundo mensaje escondido, y es que no hablo de edades físicas sino de edades mentales, y es que la gente de esta ciudad, en su monocolor estilo de vida se preparan para ser viejos, llevando a sus niños de arriba abajo y estando, estando, estando…. Es lo único que explica que una ciudad con un volumen de universitarios mayor que Salamanca sea un muermo.
De ahí que haya nacido un grupo en facebook en contra de la candidatura de Donosti como capital europea de la cultura, en un ejercicio de autocrítcia en el que no conceden a su ciudad la capacidad para serlo. Aquí podréis encontrar el enlace. Además, os dejo con un artículo de Josu Sein, que apunta en la misma dirección.
¿Sí? ¿NO? Los habitantes lo mínimo que nos merecemos es que el debate surja, que es difícil tragarse ya muchas mentiras
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