jueves, 26 de enero de 2006

Demasiada miel para Winnie Poo

Hoy, revisando mi mail he recibido algo que ha hecho que moviera mi culo a este ordenador es haber recibido uno de estos mail que dicen algo así como qué maravillosa es la vida, y qué lecciones hay que seguir. La verdad, estos mail aprendices de Jorge Bucay, lo cual ya de por sí tiene delito, muestran una vida irreal, un consuelo para tontos. Me enervan con esa sensiblería barata, sin sentido. Tan malo como la violencia sin sentido es la noñez porque sí. No lo entiendo. Esos que dicen que si quieres conseguir un deseo envíalo a diez personas tienes pase al lado de esos otros de si me quieres o si eres buena persona reenvía. ¿De dónde coño salen? es decir, por un lado, las personas a las que yo quiero lo saben, e intento hacérselo saber, pero a mi manera, sin tener que usar un recurso como un mail hiperazucarado que provoca casos de diabetes aguda ante exposiciones prolongadas o continuas. Supongo que las personas que me conocen se darán cuenta de lo ridículo que sería verme escribiendo mensajes con mapaches y corazones. EL cariño, como todo, se demuestra con acciones, no con palabras vacías.
Y en cuanto a lo de no no tener sentiemientos ante los problemas del mundo... mirad, en estos momentos no quiero hacer una enumeración de mis acciones como voluntarios, porque mi intención no es buscar vuestra canonización. El envío de mails solo pueden solucionar algo cuando se trata de hacer presión con el ciberactivismo.
Lo siento, y lo voy a decir así: no me hace ilusión recibir esos mailes. Evidentemente quien quiera que lo haga, pero no cuente conmigo para seguir cadenas. Uno tiene el azúcar demasiado alto para aumentarlo así. Por cierto, las páginas ácidas y corrosivas todas las que querais.

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