A veces miro atrás,
Y paso horas enteras
Recorriendo aquellos pasos
Que nunca di.
A veces miro atrás,
Y me quedo ciego de la luz
Que emanan las promesas sin cumplir,
Citas a las que no acudí
Y personas a las que herí.
Hay veces que mirar atrás
Me sirve como terapia,
Para encerrarme en mi locura
Para perderme en estanques
De amargura.
Y siempre acabo mirando atrás,
Adicto a la droga del reproche,
A la sencillez del mundo distorsionado,
A la falta de valentía por luchar
Y al lamento febril del error
Que me despierta quejoso algunas
Noches,
Que se liberar de las cadenas
Que lo sumergieron en el olvido;
Antes sin fuerza, pero
Ahora alimentado por recuerdos.
Y es que mirar atrás
Sólo resucita fantasmas
Y abre heridas.
Evita que se cicatrice el dolor
Con la infección del lamento.
Lo sé.
Lo reconozco.
Pero hay ocasiones apropiadas
Para quien quiere ser mártir
De su propia desgracia.
Basta con mirar atrás.
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